Cómo nos gustaría poder diseñar una intervención dietética a medida de cada paciente, para mejorarle la vida, solo con un análisis de sangre. Os hablamos un poco de ello.

El Dr Jose Mª Ordovás de la Tufts University en Boston, nos impartió una teleconferencia sobre nutrigenética en el congreso de la SEEDO celebrado en Lérida el pasado 16 de marzo. La nutrigenética intenta determinar cual es la mejor nutrición en función de la genética de cada individuo.

La obesidad existe desde hace muchos miles de años, pero su prevalencia ha aumentado hasta el punto que se conoce como la epidemia del siglo XXI

La otra epidemia que la acompaña son los falsos anuncios: remedios, productos y métodos milagrosos, que prometen resolverla con ánimo de lucro.

La obesidad ha sido interpretada como falta de autocontrol, como incapacidad de controlar lo que se come y holgazanería de no ejercitar todo o que se debe. Y si bien, los hábitos son fundamentales, parece ser que hay algo innato que determina quien va a ser obeso en el ambiente obesógeno en el que vivimos.

Naturaleza versus nutrición:

Estudios del Dr. Albert Stunkard a finales de los 80 demostraron que gemelos separados al nacer mantenian un peso corporal más parecido al de los padres biológicos que al de los adoptivos demostrando la fuerza de la genética.

En el 2007 estudios de genética molecular realizados por Mark McCarthy and Andrew Hattersley descubrieron el gen FTO, el gen con mayor contribución individual a la carga genética de la obesidad. Desde entonces, se han descubierto muchos más marcadores genéticos asociados a obesidad.

En resumen: el peso no está unicamente controlado por el individuo- las predisposición genética junto con el entorno obesogénico crea la epidemia.

¿Qué ocurre con la dieta? La dieta puede modular la expresión de genes, lo que se conoce como epigenética.

Así pues, estudios genéticos demuestran que según las características genéticas, las personas ganarán más o menos peso con el consumo de bebidas azucaradas o de grasas.  También se describen genes que se relacionana con un mayor apetito, o con una avidez por grasas y proteinas.

Los estudios son muy interenates pero no tenemos toda la información para hacer recomendaciones personalizadas con seguridad.

Por ejemplo: el gen de la perilipina, la proteína más abundante en las células grasas. Los portadores del alelo A que son obesos, pueden perder peso aumentando el consumo de omega 3 en la dieta. Otro ejemplo: el gen de la amilasa. Se relaciona con la capacidad de responder a una dieta rica en proteínas.

No todos los estudios son iguales. Un estudio reciente: el DIETFITS, publicado en JAMA recientemente con cierto impacto en la prensa convencional, dividió a los sujetos en funcón de su genotipo( caracterísica genética)  pero no se vieron diferencias en la respuesta a distintas dietas en función de usar la dieta más recomendada para el genotipo.  En cierta manera, un poco de pesimismo en la posibilidad e utilizar la informacion genética para personalizar la dieta a fecha de hoy.

El campo de la genómica evoluciona muy rápido, seguro que en un futuro no muy lejano, utilizaremos estas técnicas para diseñar los tratamientos personalizados.